Relato histórico

En Rute según las fuentes orales consultadas, cuentan que los golpistas controlaron el pueblo sin dificultades al mando de la Guardia Civil se encontraba el teniente Basilio Osado Labrador, otros cuentan que grupos de obreros e izquierdistas, armados con utensilios del campo y algunas escopetas se reunieron en las puertas del Ayuntamiento para mostrar su apoyo a las autoridades del Frente Popular. Pero el alcalde les dijo que se marcharan a sus casas a la espera de nuevas noticias. Esa misma tarde la Guardia Civil ocupó el edificio consistorial donde estaban los ediles. Se proclamó el estado de guerra, ya en la madrugada se procedió al arresto de los ediles. El grupo de derechas dirigido por el falangista Manuel Villén Roldán estableció por la noche una guardia en el Ayuntamiento y primeras horas de la mañana estaban ya actuando grupos de señoritos y derechistas para controlar las entradas y salidas de la localidad sin que los izquierdistas ni las autoridades del Frente Popular opusieran ninguna resistencia. En los primeros días se organizó una guardia cívica armada que se encargó de la custodia de los edificios, de las calles y de las entradas del pueblo, así levantaron barricadas de sacos de arena y crearon puestos de vigía en el Canuto, el cerro de La Higuera y otros lugares. También se creó una caballería para las labores de limpieza de marxistas por los cortijos ya que eran presa de las requisas ocasionales de izquierdistas huidos. Hubo además piquetes de voluntarios falangistas y requetés dedicados al trabajo de los registros, detenciones y fusilamientos de rojos, entre ellos campesinos que querían hacer méritos y señoritos que querían tomarse la justicia por su mano. El 24 de agosto colaboraron para asegurar la comunicación con el pueblo de Iznájar, tras la toma de Las Huertas de la Granja y el 14 de diciembre se integraron en una columna de falangistas, voluntarios y guardias de civiles de Lucena, Benamejí, Zambra y Encinas Reales, al mando del capitán López Tienda. También participaron en la columna organizada en Priego de Córdoba por el teniente Francisco Roldán Écija para hacerse con Alcalá la Real (Jaén), junto con fuerzas de Granada. El poder municipal volvió a caer en manos de la clase propietaria. El 28 de julio se constituyó la nueva corporación municipal con el consentimiento de la Falange Española de la localidad., en la que el alcalde sería Jerónimo González Cruz (abogado). Con respecto a las mujeres la Falange creó para ellas la Sección Femenina, implantará un prototipo de mujer sumisa, recatada y beata, dedicada durante la guerra a labores caritativas y asistenciales como colectas y víveres, comedores, etc. Estas se encargaron del adoctrinamiento religiosos y político de los hijos de los rojos para alejarlos de las ideologías de sus padres. El rasurado de las cabezas de las izquierdistas constituyó una escena trágica de humillación social durante la guerra en la España controlada por los golpistas. Desde finales de julio, militantes socialistas, mujeres que habían asistido ala manifestaciones o mítines y familiares de presos, fusilados y huidos se convirtieron en víctimas de esta práctica deshonrosa. Las pelaban, las obligaban a presentarse cada mañana en el cuartel y donde les administraban una ración de aceite de ricino. Las mujeres tenían que regresar con rapidez a sus casas y así evitar que el purgante les hiciera efecto por el camino. Ya que la mayoría vivía en la zona alta del pueblo. En la pedanía de Zambra los acontecimientos de la guerra siguieron una trayectoria parecida a la de Rute. El mismo día 18 tomaron el Centro Obrero socialista, la izquierda no opuso resistencia. Aquí también pelaron a varias mujeres y las purgaron con aceite de ricino. Así como fusilaron en el arroyo El Mear a un hombre apodado El Colorín que residía en el cortijo Puentes. Así como en el cuartel asesinaron a El recovero un vecino de la aldea de Las Piedras. Otros infortunados cayeron en la fosa común que se abrió en el cementerio pero parece que todos eran oriundos de Lucena. Teniendo los registros como una de las principales fuentes de información para intentar saber el número de víctimas, sabemos en el caso de Rute que la causa de la muerte no consta que sean por disparo de arma de fuego o por fusilamiento. El motivo es siempre desaparecido., como aparece en toda la documentación oficial. Otro obstáculo es la correcta inscripción de los asesinados, que quedó en manos de adeptos al Régimen. El 22 de septiembre también en La Pililla fusilaron a otros tantos. El 15 de octubre también se produjeron fusilamientos en la carretera de Carcabuey. A los cargos públicos y políticos también fusilaron. Al menos dos concejales socialistas fueron fusilados. La toma de rute provocó que el mismo día huyeran muchos varones jóvenes, se dirigieron a cuevas de San Marcos pero el pueblo cayó en el mes de septiembre y a su vez estos huyeron a la provincia de Málaga donde se alistaron en las milicias o trabajaron como campesinos. Todos los que escaparon de Rute se convirtieron en combatientes al servicio del ejército republicano, salvo las mujeres. Al menos cuatro soldados republicanos murieron en el frente de batalla aunque en el Registro solo aparece anotado uno, Francisco García Muñoz que desertó del bando nacional al republicano y falleció en la batalla del Ebro. Al finalizar la guerra convirtieron la fábrica de Anís Las Palomas en cárcel provisional, donde hacinaron a unos 70 u 80 presos, que trabajaban en el arreglo de la carretera de Carcabuey, ninguno de ellos de Rute. Los presos los trasladaban constantemente y lejos de sus lugares de origen. Ejemplo, los presos de Rute estuvieron en Lucena y acabaron en la cárcel de Montilla y posteriormente en la cárcel de Córdoba. Los soldados republicanos que no habían sido detenidos tras una estancia de unos tres meses en Rute recibieron una orden de Auditoria de guerra para que se personaran un día determinado en la caja de reclutas de Lucena, y desde aquí salieron a los batallones de trabajadores de toda la geografía española. Los partidos y sindicatos proscritos por el régimen intentaron reconstruir sus infraestructuras, a pasear de la política de la dictadura en contra de los disidentes. El primer intento partió del partido comunista en el exilio en 1941, en 1943 se formó un comité provincial en Córdoba. Y hasta 1946 no se creó una célula del partido en Rute, formado por 15 a 20 campesinos y pagaban una cuota mensual de 50 céntimos, aunque sólo duró 8 o 10 meses debido a una conversación indiscreta de una mujer con soldados que luego la denunciaron. Las detenciones de militantes comunistas comenzaron cuando miembros de la Brigada Político Social arrestaron a Manuel Ramos mientras trabajaba de matarife, sufrieron golpes y vejaciones y los encerraron en la cárcel de córdoba. La guerrilla se nutrió de personas que esquivaban la represión desatada. Individuos comprometidos con los partidos políticos de izquierda y con los sindicatos obreros huyeron o se echaron a la sierra para escapar de las cárceles, de los fusilamientos y del nuevo orden social. De la lucha contra este movimiento se ocupó la Guardia Civil.