José María Gómez Boza.
”¿No mataron a un niño de 15 años porque estaba en la esquina viendo todo el meneo de cuando entraron en la iglesia? Y era un niño con 15 años, que es lo normal que si aquí se forma un revuelo de cualquier cosa pues los chiquillos vayan a ver. Y tenía 15 años y lo mataron. Su madre toda la noche dice que estuvo pendiente donde lo tenían, pero como fueron dos o tres días pues se ve que a la madre le dio sueño, se quedó dormida y se llevaron al niño y a la otra mañana el niño estaba ya muerto. Lo habían matado. Y entonces es que no necesitaban grandes motivos”. “Perdieron las pestañas, dice mi madre que mi abuela y mi bisabuela perdieron las pestañas de tanto llorar. Y bajaban, los que se dedicaban aquí a darle al gatillo, bajaban, porque ellas vivían de la calle Larga para arriba y claro los que bajaban del cementerio de… Pasaban por allí cantando el Cara al sol y en una ocasión estaba ese tío mío chiquito, que estaba sentado en el escalón, y le dice uno a otro: ¿Qué hacemos? ¿Lo matamos? Y dijeron: no hombre, que es muy chico. Y dicen: pues este otro día nos da ruido. Mi abuela estaba dentro escuchando a esa gente”. “Lo del niño tiene una historia. Mi abuela lo llevaba al médico y el médico le decía a mi abuela, señora no le he dicho que al médico no lo traiga más. No recuerdo el nombre del médico, no lo quería tratar, claro, porque como era rojo… Decían que habían corrido, eran rojos y no tenían derecho y era sarampión. Mi madre se salvó, pero el niño no, el niño
murió, el hermano de mi madre, el niño era chico. Y el niño, unos días antes de morir, que esos son cosas que parece que se cuentan… El niño le decía a mi abuela, claro, porque él veía el llanto y todas las cosas, le dijo, se ve que tuvo un sueño, algo tuvo, que le dijo: No te preocupes mamaíta que cuando yo sea grande voy a matar, el niño no sabía que a mi abuelo lo habían matado, cuando yo sea grande voy a matar al que ha matado a mi padre. Porque a mi padre lo han matado, mamá, a mi padre le han pegado dos tiros y lleva mucha sangre por la espalda para abajo…”