Relato histórico
El pueblo de Torrox se encuentra a unos 50 Km. de Málaga en dirección a Almería, muy cerca de la costa, por lo que sus vecinos tomaron parte en la conocida juía que venía desde la capital. En los seis meses previos a la entrada de las tropas franquistas las organizaciones políticas (IR, JSU y PCE) crean un Comité Permanente de Enlace con el dirigente Juan Lahoz como presidente y, con objeto de mantener el orden público, forman unas milicias locales de unos sesenta hombres al mando de Antonio Valencia. Entre sus acciones está el arresto de numerosos vecinos acusados de derechistas o de comulgar con el golpe. Así, la represión durante este período se cobra la vida de tres vecinos, entre ellos José García, fundador de Falange, y Félix Mira, fusilados el 5 de septiembre por la patrulla anarquista Pancho Villa, llegada de Málaga. En Torrox la presencia anarquista se hacía notar con la patrulla de la FAI que recorría en coche los pueblos de Vélez, Frigiliana y Torrox así como con la CNT, dirigida por Eduardo Luque Vallejo, que estableció su sede en el edificio de la Iglesia. Fueron meses difíciles en los que la vida cotidiana estaba marcada por la escasez en las tiendas, los acaparamientos, los apagones nocturnos para evitar los bombardeos aéreos, la llegada de milicianos como el grupo de Alhaurín, que se llevó al maestro, y los entierros, como el multitudinario de El Rubio de Frigiliana, muerto en el Frente de Zafarraya. Ya en los días posteriores a la caída de Málaga, Torrox empieza a sufrir la llegada de huidos y los bombardeos desde la costa del Canarias, del Baleares y del Velasco que provocan un pánico general y la partida de numerosos vecinos hacia Almería. La toma definitiva del pueblo se produce el 10 de Febrero con la entrada de la Columna Mixta, comandada por el italiano Gusberti, cuando las calles estaban desiertas. De esta forma, la Organización Clandestina de Falange, que hasta ese momento había permanecido inactiva, asume el control. No obstante, hay versiones que sitúan la entrada de una patrulla legionaria motorizada al mando del general Guazaldo un día antes, el 9 de febrero. Al igual que en el resto de poblaciones, la primera medida de las nuevas autoridades es constituir una Comisión Gestora, designada por García Alted, que ocupará el vacío de poder dejado por el anterior gobierno municipal. La represión que, a partir de entonces, se cernerá sobre Torrox conllevará multitud de arrestos, vejaciones y fusilamientos. La cárcel, situada en el Cuartel de la Guardia Civil, queda saturada con los procesos de depuración de responsabilidades y la detención de todo aquel que regresa de la carretera de Almería, a la espera, en algunos casos, de terminar cavando su propia fosa en el cementerio. La humillación a los vencidos es también parte de la estrategia de control franquista, de esta manera, a finales de febrero rapan a catorce mujeres y les hacen beber aceite de ricino en el local de Falange. Entre las ejecuciones que hubo en el pueblo hubo dos que conmocionaron en mayor medida a los vecinos, la de Juan Lahoz que regresó de Motril a causa de encontrarse aquejado de fiebres maltas y a quién creían a salvo por haber ayudado a dos franquistas a escapar durante su presidencia en el Comité Permanente de Enlace, y la del 21 de mayo, en el que entre las catorce personas ejecutadas, casi todas de Frigiliana, se encontraban Jose Ruiz Jurado El Batallita, Eduardo García Platero y el dirigente de las Juventudes Socialistas Unificadas, ex secretario del Comité Permanente de Enlace, José Díaz Ávila. Como cabeza de partido, por su juzgado pasando numerosos vecinos no sólo de Torrox, sino también de Nerja, Algarrobo y otros pueblos cercanos.
