Elemento
Fosa del cementerio de Montilla
Metadatos
Miniatura
Denominación de la fosa
Fosa del cementerio de Montilla
Municipio
Montilla
Provincia
Córdoba
Población de hecho Censos 1930 | 1940 | 1950
19758 | 22527 | 24002
Número estimado de víctimas en/de los municipios
Hombres identificados: 88 | Mujeres identificadas: 8 | Sin identificar: 103 | Víctimas estimadas: 200 | 15 vecinos de Montilla están enterrados en Fernán Núñez y 8 en Córdoba
Cronología de los asesinatos (Víctimas identificadas)
Terror caliente (Julio de 1936 - Marzo de 1937): 179 | Justicia del terror (Abril de 1937 - Abril de 1939): 1 | Fecha desconocida: 19
Número de fosas en el municipio
1
Número estimado de víctimas en las fosas del municipio
Entre 38 y 70
Tasas de victimización municipales por cien mil habitantes (1930-1950)
Tasa de víctimas en fosas (TVF)
12.19
Fecha de apertura fosa
1936
Titularidad
Pública
Estado de la intervención
Fosa no exhumada | Fosa dignificada
Carácter de la fosa
Cementerio interior
Número estimado de víctimas en la fosa
Entre 38 y 70
Localización de la fosa
La fosa está en el interior del cementerio, donde se encuentra delimitada y señalada por una placa.
Actuación en la fosa
La Junta de Andalucía ya ha autorizado la búsqueda y localización de la fosa común del cementerio municipal. Son unas actuaciones dirigidas a delimitar, exhumar e identificar genéticamente los restos que puedan encontrarse en ella. Es la recta final de un largo proceso impulsado por el montillano Javier Córdoba en la búsqueda de los restos de su tío-abuelo, sentenciado a muerte en el año 39. Ahora esta investigación llega a su última etapa. El análisis documental realizado estima que en esa fosa puede haber enterradas hasta 70 personas de Montilla y otros municipios de la comarca, represaliados tras Guerra Civil.
El proyecto ha sido desarrollado por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa) y presentado por el Ayuntamiento de Montilla.
Relato histórico
El 18 de julio el alcalde de Montilla, Manuel Sánchez Ruiz, había estado en contacto con el capitán del puesto de la Guardia Civil, Luis Canis Matute, quien la había jurado que se mantendría fiel a las autoridades republicanas. El alcalde y demás concejales junto con el jefe de milicias, Manuel García Espejo, se reunieron para ir a Córdoba a por armas, donde las fuerzas obreras y sindicales lanzaban la proclama de huelga general, pero no pudieron conseguir armas y regresaron. Esa tarde se recibió la llamada telefónica de la comandancia de la Guardia Civil de Córdoba con la orden de que el capitán, el Brigada y los 12 guardias del puesto se concentraran en la capital.
Estos partieron y se aseguraron, mediante pacto, la custodia del cuartel, así como de sus familias y de su ganado, colaboraron unos 50 hombres, sobre todo de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU).
La noche del 18 de julio se realizaron numerosas reuniones para evitar que se apoyase la sublevación, por lo que se dispuso finalmente la detención de algunos derechistas significados.
Ante la insistencia de personas que abarrotaban el consistorio se decidió también la recogida de armas, pólvora, munición y dinamita del polvorín de Rafael Villaplana. Se dice que al ayuntamiento llegaron escopetas, pistolas, dinamita, cartuchos, mecha y fulminantes.
En la medianoche se le dio una nueva orden la Guardia Civil de Montilla que se dirigía a Córdoba y se les dijo que tenían que regresar, estos entraron por la Puerta de Aguilar al grito de “Viva la República” junto con otros guardias de San Sebastián de los Ballesteros, y se les permitió entrar.
Cuando entraron en el cuartel, los republicanos salieron, al momento recibieron un telegrama en el que se le comunicaba la declaración del bando de guerra en Córdoba, que lo había escondido el hijo de uno de los guardias.
Después de leer el telegrama parece que Canis Matute se vio presionado por algunos de sus subordinados para que actuara a favor de la sublevación militar. Estos se dirigieron al Ayuntamiento sin que la gente que abarrotaba las calles sospechara de las verdaderas maquinaciones, sin saber exactamente si iba acompañado de algunos guaridas rurales o si también auxiliado por “falange, requetés y otros patriotas”. Cuando llegaron el brigada José Cañero entró a tiros por las puertas. Murió un guardia municipal (Antonio Cardador Aguilar) y heridos varios republicanos, otros huyeron por la puerta trasera de la calle Palomar, y otros por los tejados
El capitán Canis Matute hablaría del apresamiento de 500 personas en el Ayuntamiento, pero parece que solo detuvo a algunos izquierdistas y a varios guardias municipales. Sorprende que si había en el Ayuntamiento la munición de Rafael Villaplana, solo hubiera aquella noche víctimas del bando de izquierdas.
Posteriormente se encaminaron hacia la cárcel. Liberaron a los presos de derechas y los armaron con pistolas y sables que habían requisado a los guardias municipales., luego se dirigieron a la Casa del Pueblo que quedó desalojada y clausurada y a los edificios de correos y telégrafos., causaron varios muertos y heridos de personas que estaban en las calles.
Se produjo un espontáneo movimiento en el que cientos de izquierdistas huyeron, refugiándose en loso campos por temor a represalias. Esto permitiría que los militares rebeldes dominaran una localidad de 20.000 habitantes fácilmente.
El 19 se les ordenó que se incautaran del Ayuntamiento y al día siguiente José Cubero Blanco, Sargento del regimiento de Infantería de Cádiz se encargó del mismo y el 20 se emitía el bando de guerra.
Se intentó apoyar a los sublevados de los pueblos de alrededor, por ejemplo ayudando a los derechistas sitiados en los cuarteles de Puente Genil, los milicianos de dicha localidad los recibieron y mataron a 5 ocupantes de uno de los vehículos. El 22 de julio otro grupo armado realizaría una nueva incursión en Montemayor.
En la aldea de Santa Cruz, de este término, tardó más tiempo en ser controlada. El 20 una columna de baterías que salió de Córdoba, al pasar por el arroyo Hondo, de Santa Cruz, se encontraron la carretera cortada, estos detuvieron a campesinos del cortijo La Reina, la mayoría, como parapeto y los encarcelaron en el cuartel de Espejo. Pero el fracaso de la toma de Castro hizo que la aldea quedase abandonada. El 22 de julio la guardia Civil de Espejo se retiró a Monilla junto a los presos y a algunos derechistas de la localidad. Durante 2 meses la aldea estuvo bajo control republicano, así que se creó un Comité de defensa. Estos 11 presos fueron fusilados a cargo del General Varela el 6 de agosto en Castro, no se tomaron y represalias. El 23 de septiembre cayó Torres Cabrera, y después las fuerzas del comandante Sagrado conquistaron Santa Cruz. La totalidad e la población huyó hacia otras localidades.
La ciudad se convirtió en una zona fuertemente militarizada. Los actos castrenses, desfiles, himnos, milicias, banderas, uniformes y el trasiego de tropas crearon un ambiente guerrero y beligerante. Se impuso la ideología de la falange. Dentro de una retórica ultranacionalista, la contienda era una segunda reconquista, una guerra de liberación nacional contra las “hordas mercenarias judeo – bolcheviques ”que representaban la “anti España” y que negaban las esencias eternas de la patria.
La falange creó su propia sección femenina, que relegaba a la mujer a actividades acorde con la educación católica más conservadora y en la que se defendía su subordinación en la sociedad, el trabajo, la política, la familia. Se dedicaron a menesteres caritativos y asistenciales, a las labores “propias de su sexo”.
La victoria de Franco fue recibida por la comunidad salesiana de Montilla como un triunfo, se organizaron ciclos de conferencias dadas por varios sacerdotes en el que algunos de los títulos de las mismas eran: “La Cruzada Española en el marco de la Historia”, “Los puntos de la Falange y las esencias tradicionales de la Nueva España”.
Los primeros días de la toma de Montilla se practicaron varios fusilamientos en la localidad, todos eran enviados a la fosa común, tantos de dirigentes de izquierdas como otras personas. Sin embargo en una muestra de “piedad” en aquellas fechas, fue la concesión a los allegados de las víctimas de la “saca” del día 31 de julio el privilegio de enterrarlos en tumbas individuales., pero con el paso de los años, los gobernantes decidieron extraer los restos e inhumarlos en solo dos fosas. Con la llegada de la democracia pudieron costear los familiares un digno monumento en el cementerio donde están inscritos los nombres de 35 fusilados con la siguiente leyenda: “Aquí yacen los restos de algunos de los muchos montillanos que dieron su vida en la guerra civil española del año 1936. Estos hombres murieron luchando por la cultura, el progreso, la libertad y la democracia. Octubre 1980”.
La llegada de la columna al mando del comandante Pedro Pimentel Zayas, fue ordenada que se dirigiera a Montilla el 5 de agosto para castigar a los marxistas y enchufistas y restablecer la normalidad. La llegada de esta, acentuó más la represión. Los marroquíes y falangistas montillanos detuvieron a varias personas, así como la exposición a todo tipo de humillaciones.
Al mando del teniente Cristóbal Recuerda Jiménez, cinco guardias civiles de Fernán Núñez apresaron a varias personas de izquierdas, en torno a unas siete personas. El mismo día 6 de agosto, fecha de la detención, fueron acribilladas en la vereda de Los Limones, dejaron sus cadáveres sin enterrar durante una semana y después fueron arrojados a la fosa común del cementerio.
También ese día 6 de agosto el general Varela se propuso tomar Castro del Río. Tras el fracaso de las fuerzas de este, mataron a los presos traídos de Montilla, alrededor de unas 40 ó 50 personas. Entre ellos los 11 hombres de la aldea de Santa Cruz el 20 de julio. Tuvo lugar en un olivar. Rivalidades, ajustes de cuentas, viejas rencillas, todo valía para que falangistas, militares y señoritos ejercieran su propia lucha de clases por la violencia o sus propias venganzas personales, como sucedió con José Algaba Rodríguez, de 40 años, Antonio Zafra Camacho, Florencio Priego Cabello, el sastre Pedro Armenta Vargas, etc.
En tema de los desaparecidos nos conduce a la cuestión de las cifras, en el libro del cementerio de Montilla no aparece inscrito como enterrado ni uno solo de los ejecutados durante la guerra, los registros civiles son unos documentos fiables a la hora de concretar el número total de ejecutados. Así, en muchas ocasiones la inscripción no se realizaba si los familiares no lo intentaban. Casi todos los fusilamientos se produjeron entre los meses de julio y septiembre de 1936.
La violencia que se ejerció en montilla motivó la huida de miles de personas, todas abandonando sus bienes y propiedades, muchos de ellos huidos a Espejo, posteriormente huidos ellos a la zona de Jaén, tras la toma de las poblaciones vecinas de Espejo, como Castro o Bujalance, o la misma localidad. Otros muchos a otras poblaciones de la provincia e incluso a la zona de Ciudad Real. Los huidos no siempre eran bien recibidos en los lugares de acogida. La llegada de miles de personas desde la provincia de Córdoba a la de Jaén produjo recelos entre los vecinos debido a los problemas de alojamiento y abastecimientos que creaban.
La primera represión que sufrieron los huidos fue la económica. En septiembre de 1936 el gestor municipal de Montilla propuso la creación de una junta local interventora de los bienes y frutos abandonados por los vecinos escapados del pueblo. En teoría irían a la economía nacional pero parte de lo incautado engrosó el patrimonio privado de determinadas personas.
La toma de Montilla hizo que muchos miembros de los partidos y organizaciones obreras se fueran a los campos, pero poco tiempo tardaron en organizarse sobretodo gracias al empuje de las JSU. En 20 de julio se formó el primer embrión de resistencia detrás del Paredón del Cigarral. Entre ellos estaba Manuel García Espejo “El Chicuelo” de JSU, Ramón Márquez Cuellar de JSU, etc. La intención era la toma de Montilla por lo que lo primero que hicieron fue la requisa de comida y armas de los caseríos de alrededor. A estos se le unieron comunistas y socialistas de Montilla y Nueva Carteya. Les llegaron noticias de que esperaban fuerzas de asalto de córdoba para incorporarse a ellos, esto demuestra el verdadero desconocimiento que tenían de lo que sucedía en la provincia., quizá se refería a los mineros, milicianos y guardias de asalto que desde Jaén acudieron a apoyar a los republicanos en varias localidades como Villa del Río, Montoro y Pedro Abad, así como Castro del Río y Espejo.
Estuvieron de un lado hacia otro y el 25 de julio 120 hombres se dirigieron armados hacia Aguilar al comprobar que el pueblo permanecía desierto. Los atacantes fueron repelidos por la Guardia Civil, concentrada en Lucena, desde la noche anterior. Se entabló el tiroteo en el centro de la población y murieron varios luchadores republicanos.
En Montilla la venganza se cebó en las miles de personas que al triunfar la rebelión en la madrugada del 19 de julio habían escapado a torras localidades o se habían enrolado como combatientes. Los soldados y militares republicanos fueron reclamados por el juzgado local cuando se encontraban internados en campos de concentración o interceptados por las fuerzas de orden público cuando pasaban por distintas localidades, a algunos de ellos los trajeron desde Alicante, como a los comandantes Juan Córdoba Zafra, y Manuel Alcalde Aguilar, o al concejal Francisco Merino Delgado y al alcalde Manuel Sánchez Ruiz que se encontraban en las cárceles. Otros ni siquiera pudieron llegar a Montilla.
La mayoría de los refugiados regresaron a Monilla en tren. Apostados en andenes, guardias municipales, guardias civiles y voluntarios realizaban una primera labor de identificación, registro y humillación de los que llegaban.
Personajes como “El Mellao”, “El Bravo”, “El Borrico”, “El Cojo Púa”…destacaron en estas labores. Desde la estación los conducían a pie a la sede de la comandancia en la calle Ancha para ser interrogados, si después de declarar salían en libertad, todos recibían la orden tajante de no frecuentar lugares públicos y de no permanecer por la noche en las calles. Otros muchos quedaban detenidos y eran trasladados a la cárcel.
Ya desde abril de 1939, se solicitaban de todas las instancias oficiales informes de montillanos huidos. Las autoridades los redactaban minúsculos certificados y escaseaban las acusaciones concretas. A la mayoría se les inculpaba por haber participado en los sucesos del 18 de julio, de haber integrado las partidas de huidos en la sierra o de haber colaborado en la detención de derechistas. Las torturas palizas y malos tratos fueron una práctica normal y generalizada en las prisiones montillanas.
Los juicios se celebraban en el salón de plenos del ayuntamiento, para que el escarmiento resultara lo más público y ejemplar posible. La acusación se basaba en las declaraciones de propietarios agrícolas o en informes elaborados por la falange, la Guardia Civil y el Ayuntamiento.
El hacinamiento en la prisión del convento de San Luis era tal que un importante número de detenidos debía dormir a la intemperie en el patio de prisión, por donde corrían las ratas. Se alimentaban de lo que las familias les facilitaban, otros de la caridad de sus compañeros. La mayoría de los que estuvieron en la cárcel, vivieron para contarlo. Otros perecieron en ellas debido a las condiciones en las que vivían, las enfermedades, etc. Según Francisco Moreno 6 montillanos perecieron en ellas. También se hacinaban bastantes foráneos, entre ellos se conocen la existencia de nueve, que fueron fusilados en las tapias del cementerio.
A partir de 1940, se reglamentó la concesión de conmutaciones y revisiones de sentencias, de las que se beneficiaron algunos montillanos, pero muchas de ellas llegaban tarde puesto que el reo había sido fusilado, como pasó con el comunista José de la Torre Requena. Otras veces estas conmutaciones eran paralizadas conscientemente por las autoridades militares o civiles de los pueblos. Para eliminar a determinadas personas, como sucedió con Antonio Córdoba Gálvez “Arrobeta”.
La supervivencia para los que perdieron la guerra resultó ser muy difícil. Su existencia estaba impregnada de represión. Vivían bajo el punto de mira permanente de las fuerzas de orden público, de las autoridades y de los eclesiásticos. Se les obligaba a recibir los sacramentos católicos, debían presentarse en el cuartel, no podían frecuentar los espacios públicos ni andar por las calles de noche, ni reunirse en grupos. Eran amonestados y golpeados en cualquier sitio por el guardia municipal de turno, además de soportar los comentarios tipo “rojo”, “rojillo” o “hijos de rojillo”.
Fuentes
* FORO CIUDADANO POR LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA: Mapa de fosas de Córdoba. Informe sobre las fosas comunes de la represión franquista en Córdoba y provincia.
* MONTILLA TELEVISIÓN: La Junta autoriza la exhumación de la fosa común del cementerio municipal. 04/05/2021.
https://montillatelevision.com/2021/05/04/la-junta-autoriza-la-exhumacion-de-la-fosa-comun-del-cementerio-municipal/
* MORENO GÓMEZ, Francisco: 1936. El genocidio franquista en Córdoba. Barcelona, Crítica, 2009.
Bibliografía
* BEDMAR, Arcangel: Listado de víctimas mortales de la represión franquista en Montilla durante la guerra civil y la posguerra. argangelbedmar.com.
https://arcangelbedmar.files.wordpress.com/2014/11/victimas-represion-franquista.doc.pdf
* BEDMAR, Arcangel: Una fosa común, en 1936, de presos de Montilla en Castro del Río. argangelbedmar.com, 18/08/2016.
https://arcangelbedmar.com/2016/08/18/una-fosa-comun-en-1936-de-presos-de-montilla-en-castro-del-rio/
* BEDMAR, Arcangel: La fotografía de las mujeres peladas en Montilla durante la guerra civil. argangelbedmar.com, 13/02/2017.
https://arcangelbedmar.com/2017/02/13/la-fotografia-de-las-mujeres-peladas-en-montilla-durante-la-guerra-civil/
* JIMÉNEZ AGUILERA, Carmen y VACAS DUEÑAS, Manuel: Mujer y represión franquista en el norte de Córdoba. Todoslosnombres.
https://todoslosnombres.org/wp-content/uploads/2022/01/documento90_0.pdf
* JIMÉNEZ AGUILERA, Carmen: Las pasionarias de Córdoba. Mujer y represión franquista (1936-1945).
http://historiamujeres.es/vidas/cordoba-pasionarias-de_Carmen-Jimenez.pdf
* TORRÚS, Alejandro: El 'misterio' de las fosas de mujeres andaluzas asesinadas por el franquismo. publico.es, 19/01/2021.
https://www.publico.es/politica/misterio-fosas-mujeres-andaluzas-asesinadas.html
Coordenadas (WGS84 - lat/long)
(37.602550,-4.636765) | Fuente: Equipo DFA en base a documentación fotográfica
Fecha de actualización
27 de julio de 2024