Relato histórico

Según testimonio de Rosa Villar Guerrero (El Rubio, ) hija del yacente en una fosa individual: Manuel Vidal Olmedo, esta fosa contenía los restos de dos individuos de El Rubio que se cree que son León Marín y uno conocido por El Casariche , asesinados en un lugar indeterminado los días posteriores a la ocupación fascista de la localidad el 5 de agosto y enterrados en el cementerio. La exhumación de esta fosa es producto de la compasión. Los familiares de estos dos individuos habían desparecido como consecuencia de la emigración y habían perdido todo rastro en la localidad. Cuando en los años 70 los familiares de las víctimas que yacían en las dos fosas contiguas decidieron exhumar y dar digna sepultura, optaron por acogerlos junto con el resto de paisanos. No figuran los nombres de estos dos en la lápida (junto con otro) porque no tenían la seguridad de sus identidades. En el imaginario popular marinaleño existe la creencia de que las fosas comunes de los asesinados fueron abiertas en la misma puerta del cementerio por orden del cura de entonces para que todo aquel que entrara tuviese que pisar las tumbas como signo de humillación postmortem.