Relato histórico
La ciudad de Jaén se mantuvo fiel hasta el final al legítimo gobierno de la República, al fracasar el golpe de estado del 17 de julio del 36, a pesar de que la Guardia Civil apoyó el alzamiento pero las dudas del Teniente Coronel Pablo Iglesias y los comandantes Nofuentes y Navarro, frustrando así la posibilidad de que Jaén se incorporase al alzamiento. No obstante los efectivos de la Guardia Civil de la capital y de parte de la provincia consiguieron pasar a manos enemigas de la República, después de que varios mandos de la Benemérita orquestaran un plan para que la mayoría de los efectivos pasaran al bando nacional , no obstante el teniente coronel Pablo Iglesias, optó por declararse contrario al alzamiento y accedió a la petición del Gobernador Civil de entregar al pueblo las armas depositadas en el cuartel central. En la capital jiennense fueron 146 los derechistas que fueron represaliados, 23 de ellos muertos en la Prisión Provincial. El primero de abril de 1937 Jaén sufrió un brutal bombardeo. Todo ocurrió a las 17 horas y 22 minutos, cuando cinco trimotores Junkers de la Legión Cóndor del ejército nazi al servicio del régimen franquista fueron enviados por Queipo de Llano con el único objetivo de castigar a la población civil de la capital. En el bombardeo murieron 158 personas, 57 hombres, 37 mujeres y 64 menores de edad y hubo 280 heridos. La bomba que más dañina fue la que cayó en la calle Fontanilla causando 22 muertos y un gran número de heridos. A consecuencia de este bombardeo se construyeron varios refugios, se colocaron 2 potentes sirenas en la catedral y en la estación de ferrocarril y se instalaron en las torres del Castillo de Santa Catalina los tubos del órgano de la catedral, para que su brillo confundiese a los aviones y que pensaran que eran un equipamiento bélico antiaéreo que no existía. Esta idea puede que tuviera éxito puesto que el resto de los bombardeos que recibió la capital fue en la estación de ferrocarril y nunca más sobre la población civil. También el bombardeo hizo que la ciudad tuviese durante muchos años un aspecto sucio y ruinoso. Al finalizar la Guerra el Cementerio de San Eufrasio fue el lugar donde más gente fue fusilada en toda la provincia de Jaén. Un total de 1275 personas llegadas de todos los lugares de la provincia fueron fusiladas y enterradas en el cementerio de San Eufrasio, a las que hay que sumar 12 por muerte violenta sin ninguna formación de causa y 395 personas que fallecieron en las prisión provincial, en la Prisión de Santa Clara, la de Santa Úrsula y en los diferentes hospitales. Como es lógico fueron muchísimas las personas conocidas fusiladas en el cementerio de San Eufrasio: líderes políticos, alcaldes y concejales de muchos pueblos de la provincia, etc.
