Actuación en la fosa

"Para la exhumación se conformó una gestora compuesta por algunos concejales y los familiares. Se sabía la zona donde habían sido enterrados porque un niño pastor presenció los asesinatos. Pese al apoyo de la mayor parte del pueblo, el alcalde sufrió algunas amenazas y presiones por su participación, lo cual no impidió que la llevasen a cabo. Se organizó de manera pública con un grupo de voluntarios que ofrecieron sus propias herramientas, haciéndose a plena luz del día a primera hora de la mañana, aunque tardaron muchas horas en encontrar los cuerpos. Cuando por fin encontraron la fosa, ésta medía 11 metros de largo, y casi 1 metro de ancho y de profundidad, los cuerpos estaban dispuestos por parejas. El primero que apareció fue Inocencio Salas Martín, identificado por su hijo al faltarle una paleta. Luego apareció Juan Martín Salas, reconocido por el gran tamaño de su cráneo y ser el único en recibir un tiro de gracia. Los últimos fueron Josefa Rodríguez y su hijo Francisco Jiménez. Esta fue identificada fácilmente al ser la única mujer y llevar una faldiquera con medallas. También pudieron identificar a Manuel Martín Polo. Las 9 personas restantes no pudieron ser identificadas" (Rodríguez Cea, 2024)