Relato histórico

En Espiel se mantuvo el orden republicano, sin ninguna violencia en un principio, que en líneas generales sólo estalló ante el avance de las tropas franquistas en octubre de 1936. Los excesos revolucionarios estallaron pronto en Espiel, con relación a otros pueblos de la zona. El 10 de agosto mataron a un prestigioso magistrado, Germán Ruiz Maya, cuyo hermano Manuel, destacaba como una de las principales personalidades republicanas. El 15 de agosto se incrementaron los asesinatos, con seis víctimas, cuyos cadáveres se arrojaron a la mina Restaurada . Con el grupo también murió otro de los hermanos Ruiz Maya, Fabián. Por último, el joven abogado Rafael Rodríguez logró escapar de aquella ejecución, pero fue descubierto y lo mataron el 11 de septiembre. El 16 de agosto se hizo el último fusilamiento, un grupo de 15 personas en el cementerio. En total, 23 víctimas de derechas en Espiel. En la madrugada del 11 de octubre prosiguió la ofensiva franquistas hacia Espiel, yendo en vanguardia la columna de Álvarez Cementería y como apoyo la de Sáenz de Buruaga. En las primeras horas de la mañana entraron en el pueblo sin ninguna dificultad. Sin embargo, las fuerzas republicanas hacían grandes esfuerzos de reagrupamiento y tomaban posiciones en las alturas que dominan Espiel, colocando artillería en el puerto de Calatraveño. Y en días sucesivos se fijó una línea defensiva que enlazaba las elevaciones del Calatraveño, La Chimorra y La Canaleja. El día 12, cuando Rementería y Buruaga se hallaban a la vista de Bélmez, una columna gubernamental sorprendió a la guarnición de Espiel, ocupado el día anterior, con un ataque muy decidido que estuvo a punto de reconquistar el pueblo, utilizando incluso disparos de Artillería. Entonces, un requeté, llamado Colomer hubo de salir corriendo para pedir auxilio a la retaguardia de Buruaga. Baturone regresó inmediatamente con una compañía del Regimiento de Granada, 100 requetés y la harca Berenguer ( de 100 hombres). Se entabló una dura lucha en la sierra de Espiel, que logró rechazar a los republicanos. Estos tuvieron cerca de 150 bajas y los franquistas 36. Unos días después (18 de octubre), la aviación republicana bombardeó Espiel, ocasionando dos muertos y tres heridos entre la guarnición. En 1938 tras el inicio de la contraofensiva republicana sobre Córdoba se iniciaron los combates en el puerto del Calatraveño, hacia Espiel y Bélmez, en el que los republicanos tomaron Peña Ladrones, Peña Pelayo y Sierra Pedregosilla. Tras la última ofensiva republicana en tierras cordobesa con la consiguiente retirada de estas. Se establecieron en la zona tanto campos de concentración (La Granjuela, Valsequillo y en menor medida Los Blázquez) así como Batallones de Trabajadores que debían emplearse a fondo para reparar los daños materiales de la guerra. En Córdoba funcionaba el Batallón de Trabajadores nº 130, una de cuyas compañías se ubicaba en las proximidades de Espiel y otra en Peñarroya – Pueblonuevo, donde residía también el mando del batallón. Se ponía especial énfasis en la asistencia espiritual a los rojos que se encomendaba generalmente a los jesuitas. Al de Peñarroya fue destinado el jesuita José Luis Díez.