Relato histórico
A primeros de febrero de 1937 el ejército rebelde inicia una ofensiva sobre la provincia de Málaga que dará como resultado la ocupación de la misma en apenas diez días. Villanueva De la Concepción se verá amenazada desde el primer momento, situada en las cercanías de la carretera que comunica Antequera con Málaga se sitúa en una de las principales zonas de control estratégico de la zona. Así que en el camino de las tropas sublevadas hacia la capital será ocupada, dando inicio a un nuevo período en su historia, marcado por el hambre, la escasez y el miedo, incentivado por las fuerzas represoras para mantener el control sobre la población y que incluirá detenciones arbitrarias, torturas y ejecuciones. El 17 de mayo de 1937 fueron fusiladas 18 personas en el cementerio de Villanueva de la Concepción, sus restos fueron enterrados en una fosa común en el patio civil, donde aún descansan. En la memoria de los vecinos queda el recuerdo de aquella noche en que prácticamente todos los miembros de la Guardia Civil de la localidad, salvo dos, se negaron a llevar a cabo la ejecución, por lo que tuvieron que traer a voluntarios de Málaga. Lo que además fue una ventaja para Sebastián Luque Molina (a) El Besugo, que en el camino hacia el cementerio consiguió desatarse de sus compañeros y saltar la tapia del cementerio justo antes de que cargaran contra él, su conocimiento del terreno, sumado a la oscuridad de la noche y al desconocimiento que los Guardias Civiles venidos de fuera tenían de la zona le permitió sobrevivir al pelotón de ejecución. Sebastián Luque pasó muchos años escondido en la sierra y en su casa, logrando burlar a las fuerzas del orden en numerosas ocasiones y así morir de viejo en su pueblo hace pocos años.
