Relato histórico

En Hornachuelos la Guardia Civil no actuó el día 18. El día 19 los obreros del pueblo, de predominio anarquista, como en toda esta zona occidental del valle del Guadalquivir, se adueñaron del Ayuntamiento venciendo cierta resistencia de los socialistas. Invitaron a la Guardia Civil a que entregara las armas, a lo cual accedieron, y el brigada y algunos guardias se fueron a Peñarroya. Otros acabaron pasándose a los facciosos. Según la prensa cordobesa, el comandante del puesto se negó a armar al personal de derechas y por ello cayó el pueblo en manos de los obreros. La Guardia Civil se puso a disposición del Frente Popular y del alcalde socialista Miguel Pérez Regal. El 20 de julio llegó a Hornachuelos el dirigente anarcosindicalista José España, de Palma del Río, con un grupo de milicianos, que ayudaron a acelerar los pasos de la revolución. En Hornachuelos se estableció el comunismo libertario desde el primer momento, llevando la iniciativa el sector de la CNT, con ayuda de anarquistas de Palma del Río. Se desencadenaron enseguida las acciones anticlericales. Los campesinos saquearon, destrozaron y quemaron las imágenes y ornamentos de la parroquia, de la capilla del Salvador y de la del cementerio. La misma suerte siguieron las numerosas capillas con que contaban grandes fincas del término, propiedad de aristócratas latifundistas, al igual que la capilla del poblado de San Calixto. Siguió luego una profunda revolución en el sistema de la propiedad agraria, aunque de forma episódica y breve, porque el pueblo se perdería definitivamente el 7 de septiembre. Con todo, los campesinos, sometidos tiempo atrás a una dura esclavitud latifundista, lograron experimentar durante un mes y medio la nueva sociedad libertaria. Llevaron a cabo la incautación de las viviendas, utensilios y aperos de labranza en los grandes caseríos del marqués de Montesión, marquesa de la Guardia, conde de San Antonio, marquesa de Peñaflor, los Gamero Cívico…, así como los molinos aceiteros de muchas fincas. La vida local transcurría bajo la dirección del Comité Revolucionario, cuyo dirigente principal era Manuel Padilla Vinego. Es decir, un Comité Central, del que dependían otros: Comité de Guerra; Comité de Abastos y Comité de Sanidad. El Comité de Abastos había ubicado el almacén general en las naves de la iglesia. Tuvieron lugar las habituales violencias contra personas de derechas, pero no pudieron afectar a los grandes apellidos del latifundio, por hallarse ausentes de Hornachuelos, hecho característico del absentismo de la gran propiedad. Fueron detenidos entonces, elementos derechistas del comercio, magisterio y, sobre todo, encargados y administradores de fincas, para lo cual se habilito como prisión la casa de Francisco Cívico. Al llegar septiembre, tras el fragor de las primeras semanas, las organizaciones obreras son conscientes de su estado de desorganización general y reanudan una profunda tarea societaria. El sector del CNT, se encuentra en desbandada en el pueblo de Hornachuelos, hasta que se reagrupan en Villaviciosa. El 7 de septiembre Hornachuelos fue ocupado por una columna facciosa, en una operación tendente a ampliar la red de comunicaciones por el valle del Guadalquivir, principalmente la vía férrea Madrid-Sevilla. Así, tras el éxito de la operación, se repararon el día 8 los puentes del Guadiato y del Bembézar, con lo que se restableció la línea férrea Sevilla-Córdoba. Un tren engalanado, conducido por el capitán Gregorio Bahamonde e ingenieros de la Compañía MZA, llegó a Córdoba a mediodía, dándoles la bienvenida el alcalde, Muñoz Pérez. La ocupación de Hornachuelos se preparó en Sevilla el día 5, cuando de madrugada salió de allí una columna al mando del comandante Francisco Buiza, con numerosas fuerzas y material. Pernoctaron en Posadas, donde se unieron a la columna allí existente. Se tomó Hornachuelos en la mañana del día 7, después de una gran resistencia. Esta gran masa humana se trasladó a Villaviciosa, y de aquí continuó en el mes de octubre su desordenado peregrinar por la Sierra de Córdoba. Gran parte del personal civil acabó estableciéndose como refugiados en Villanueva de Córdoba. El 20 de septiembre fuerzas facciosas hicieron una descubierta más al norte de Hornachuelos, hasta el poblado de San Calixto, recogieron a varias personas de derechas, pero abandonaron el lugar por falta de hombres para guarnición, y quedó provisionalmente como tierra de nadie. Se desencadenaron a continuación en Hornachuelos y en las fincas de su término las represalias contra personas más o menos de izquierdas que no habían secundado la evacuación. Al menos 17 personas fusiladas entonces hemos podido constatar en el Registro Civil.